19 de marzo de 2015

PAPÁ NIEVE

Hoy es el día del padre; pero como tenemos a Leito de viaje de trabajo en Miami ( pobrecito, verdad?), y aunque mañana ya estará de vuelta, hemos tenido que idear una manera alternativa para felicitarle en su día, y Lucas me ha pedido por favor si podíamos usar el blog para decirle lo súper buen papi que es, y lo mucho muchísimo que le queremos y agradecemos todo lo que hace por nosotros. 



Ya sé lo que estaréis pensando, que yo soy su mujer, no su hija, y que hoy es el día para que el peque felicite a su papá. En realidad estáis en lo cierto, sin embargo hasta que Lucas no pueda expresarse por sí mismo me resulta imposible no incluirme utilizando el plural; y es que al fin y al cabo yo también tengo muchas razones para darle las gracias como papá de mi baby.

Evidentemente en condiciones normales, es decir cuando Leo no está de viaje,  tengo la horrible e injusta tendencia a pensar que quien "tira más del carro soy yo"; que él sólo se lleva la parte guay de llegar a casa a la 6 de la tarde para jugar un rato, darle de cenar (que no hacer la cena) y, el día que le toca, ponerle a dormir. Suelo lamentarme del millón de preguntas, innecesarias la mayoria de veces, que suele hacerme cuando le pido que se encargue del peque un rato para yo poder dedicarme a alguna otra cosa sin interrupciones; y "me parece bien que no ayudes, pero al menos no estorbes" suele ser una frase bastante recurrente en situaciones límite.

Sin embargo, como todo en esta vida, es cuando te falta ese alguien, cuando te das cuenta de lo importante que es, de lo mucho que contribuye (a su manera) y de lo cuesta arriba que se hace "tirar del carro" sola.

Una vez, un ex jefe que tuve, me comparó con la nieve; dijo que yo era de esas personas que sin hacer ruido, con calma y paciencia, obtenía enormes resultados en todo lo que me proponía. A mí esa comparación me pareció el mayor piropo "laboral" que un jefe pueda decirle a un/una trabajadora. Sinceramente jamás he creído ser merecedora de semejante cumplido; sin embargo, después de estos 16 meses de paternidad, puedo decir tranquilamente, que Leo sí es un papá nieve



Es un papá tranquilo que difícilmente pierde el control y que consigue encarrilarme y pedirme calma cuando yo estoy a punto de perderla. Es un papá que admira a su bebé y no esconde ni su adoración, ni su entusiasmo por todos los progresos que éste hace. Es un papá que sabe apreciar  fines de semana enteros encerrados en casa, por enfermedades varias o por mal tiempo por considerarlos preciosos días transcurridos en família. Leo es un papá con mil inquietudes y mucha energía, pero sabe canalizarla y hace participe a Lucas de los mil planes de futuros viajes (les encanta mirar el mapa gigante de pared juntos), y no duda en explicarle cada viernes el jugadón de la noche anterior en el que estuvo a punto de marcar en el partidito de fútbol semanal (bueno a veces también marca y hasta nos dedica el gol!)



Leo es un papá que habla del momento del parto como una experiencia própia (sin desmerecer mi actuación obviamente), y eso a mí me encanta por infinidad de motivos, entre los cuales destaco su participación activa en el mismo y el brillo de sus ojos al seguir recordando aquel día (no me canso de repetir que estar más de diez horas en una sala parto a 30 grados, en la penumbra, viendo sufrir a tu "media luna" sin poder hacer absolutamente nada, más que aguantar; para mí tiene mucho, mucho mérito), porqué mientras yo sufría para dar a luz, el sufría por mí (pero en silencio), y porqué su expresión al ver por primera vez a nuestro hijo, fue igual de intensa y llena de amor que la mía.



Por todos estos motivos hoy he decidido dedicar el post de hoy a decirle que somos muy concientes de que Lucas no podría haber tenido un papá mejor, y yo no podría haber encontrado mejor apoyo y compañero en este bonito camino que es la maternidad.




1 comentario:

  1. Anónimo3/19/2015

    Qué bonitas las experiencias que compartís sin duda ,estáis muy enamorados: viva el amor!!!

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